
ROSA MAESTRO
Recomendaciones Cruciales en Reproducción Asistida para madres solteras por elección.

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acerca de ROSA

Cuales han sido los principales desafíos y victorias de las mujeres madres solteras por elección propia.

Como ha ayudado la reproducción asistida en el proyecto de conformarse como familia con hijos para las parejas igualitarias.

Lo que nunca se cuenta de los nuevos modelos de familias.
Fundadora de Masola.org
Periodista, comunicadora, madre sin pareja con donante de esperma y por adopción internacional, fundadora de la web masola.org y autora de los cuentos infantiles "Cloe quiere ser mamá..", "Nora y Zoe, dos mamás para un bebé" y "Lucía y e cofre mágico de la familia".
“Mi nombre es Rosa Maestro. Soy madre soltera por elección y la fundadora de www.masola.org, una web que en fundé en 2008 como apoyo a otras muchas mujeres que se encuentren en la misma tesitura en la que yo estuve 2002 y que, tomen la decisión que tomen, lo hagan con la seguridad de que eso es lo que quieren.
De siempre supe que deseaba ser madre, pero también de siempre supe que no quería que fuese algo inmediato.
Antes estaban mis estudios, el trabajo, los viajes, la profesión.
Con éstas me dieron los 38 años y con un importante historial de relaciones fallidas a mis espaldas, unas buenas y otras no tanto.
Rota mi última relación y tras varios años dándole vueltas a eso de la maternidad en solitario – ya me lo decía mi abuela que era muy sabia y adelantada para su tiempo: “hija tú vete a un sitio de esos y traételo puesto” – decidí un mes de octubre de 2002 quedarme embarazada por IAD (Inseminación Artificial con un Donante) de mi primera hija, Alba.
Estaba claro, el orden de los factores no altera el producto – que ahora pienso que por algo fue lo único que entendí de mis clases de matemáticas -.
Yo creo que tener un hijo tiene que ser una decisión muy meditada, quizá nosotras lo meditamos en exceso ( y quizá por eso ya embarazada la pregunta que más me molestaba era la de ¿pero te lo has pensado bien?) y que un hijo tiene que ser cuestión de dos; por eso mi ética me decía que no era de proceder engañar a un hombre – si luchamos por nuestros derechos, también tenemos que hacerlo por nuestras obligaciones -, pero esto corresponde a mi ética, que no pretende juzgar a nadie que haya decidido ser madre de la forma que sea.
Y evidentemente fue una cuestión de dos porque tanto el donante como yo estuvimos de acuerdo en ello.
Fui valiente, soy valiente. Pero lo soy porque he sido capaz de tener un deseo, de tener un sueño y luchar por él, luchar por conseguirlo, sin tener en cuenta lo que opinen los demás, porque como dice la canción, lo que opinen los demás está demás.
De igual modo que son valientes las mujeres que por decisión propia deciden no tener hijos, haciendo caso omiso a eso de que “una mujer no se realiza cuando no tiene hijos o que todas las mujeres tienen un instinto maternal”.
Yo, personalmente me siento privilegiada por estar segura de mi decisión, por no haberme arrepentido ni un solo instante de ello y sobre todo, por sentirme orgullosa – por qué no decirlo – de mí misma y de mi hija.
Y aquí estoy con mi preciosa hija. Una niña como la de cualquier otro modelo de familia, sea la tradicional, sea de una pareja de homosexuales, o sea como sea…
Una niña que, claro, tiene sus frustraciones y sus confusiones como cualquier otra niña de su edad y que es feliz en una sociedad en la que aún una parte de ella se empeña en decir que es diferente, aunque ella grite a los cuatro vientos con un gran sonrisa “soy feliz”.
Una niña como cualquier otra, ni mejor ni peor; o quizá no, porque mi hija, como otros muchos niños crecen en la solidaridad, en la tolerancia, en la empatía, y en otros muchos valores que hoy en día muchos de los que nos gobiernan o de los que nos quieren gobernar se han empañado en tachar de la ciudadanía.
Luego llegó Nabila, después de cinco largos años de espera y de varios tratamientos de fertilidad, entre intento de adopción y adopción, que dieron siempre negativo porque mis óvulos habían envejecido.
Después de un largo recorrido de cinco años en un proceso interminable de adopción como monoparental, desembarque un buen día en un país para mí tan mío como España, lista para emprender la adopción de la que hoy es mi preciosa segunda hija, Luna .
Una experiencia nueva, diferente pero con algo común a la anterior: la ilusión por volver a ser madre y el valor por intentar hacer realidad mis sueños. Y lo conseguí.
Desde aquí quiero contar a todas vosotras, las que hoy estáis delante del espejo llenas de dudas, que rompáis el espejo; a las que ya estáis sumidas en ese vaivén hormonal, que el sí está por delante; a las que con uno o varios negativos en vuestra historia, que segundas, terceras, cuartas, o quintas oportunidades siempre fueron buenas; a aquellas a las que sus óvulos ya no les responden, que unos meses de duelo para despedirse de ellos y bravo por la ciencia que nos ofrece la donación de óvulos y la adopción de embriones.… y si a pesar de todo esto aún deseas cerrar este capítulo de tu vida para más tarde, no te olvides que tus óvulos pueden ser vitrificados y ser madre más tarde.
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